La planeación fiscal es una parte esencial de cualquier actividad empresarial, ya sea ésta ejercida por la persona física o a través de una sociedad mercantil. En ambos escenarios es fundamental implementar una estrategia integral que permita a la empresa manejar eficientemente su situación fiscal.
La planeación fiscal se refiere a la evaluación y optimización de la carga tributaria de la empresa, con el objetivo de minimizar el impacto de los impuestos en su rentabilidad. Para una pequeña empresa, esto puede ser particularmente desafiante, ya que no cuenta con los mismos recursos que una gran corporación para llevar a cabo una planificación fiscal sofisticada.
Los elementos que deben considerarse son los siguientes:
1. Llevar un registro adecuado de las transacciones: contar con un sistema de contabilidad adecuado nos permitirá obtener una visión clara de la situación financiera de la empresa y, por lo tanto, tomar decisiones informadas en materia fiscal.
2. Análisis de la situación fiscal actual: esto incluye evaluar los impuestos que la empresa debe pagar, identificar oportunidades de ahorro fiscal y comprender el impacto de las regulaciones fiscales en la empresa.
3. Efectuar una planificación fiscal a corto y largo plazo: la planificación fiscal debe ser un proceso continuo que abarque tanto el corto como el largo plazo.
4. Evaluación de la operativa fiscal óptima: es importante saber que no existen soluciones universalmente válidas. Será necesario ajustar la operativa fiscal atendiendo a cada caso concreto.
5. No podemos perder de vista que el objetivo primordial de toda planificación fiscal pasa por cumplir con las normas que regulan los distintos impuestos, evitando con ello las sanciones tributarias.